LA JUSTICIA GLOBAL: LA PELEA ENTRE EE.UU. Y EUROPA POR EL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL
Lo afirmó el jurista Kai Ambos, consejero de Alemania durante el proceso de creación del Tribunal Internacional. Dijo que la Casa Blanca teme que esa corte mundial enjuicie a sus soldados. El rechazo de EE.UU. a un Tribunal Penal Internacional (TPI) es uno de los temas que más enfrenta a los europeos con Washington. La Corte se fundó en 1998 con la firma del Tratado de Roma. Su función es atender casos de genocidio, crímenes de guerra y otros delitos de lesa humanidad. Desde entonces, la Casa Blanca rechaza integrarla porque sospecha que será usada políticamente en su contra. Hoy, con 78 Estados adherentes, entre ellos Argentina, y sin la participación de EE.UU., la Corte parece deshilachada. "Es mejor tener un tribunal internacional imperfecto que no tener nada", dice Kai Ambos, el jurista alemán de 37 años, consejero de su gobierno que participó de las discusiones en Italia.
Miembro del Max Planck Institut de Friburgo, Ambos sostiene que el TPI "es una amenaza para EE.UU.". Autor de numerosas publicaciones sobre el tema, Ambos estuvo hace poco en Argentina invitado por la justicia neuquina.
El Tribunal entró en vigencia en julio último y ahora se discute en Nueva York cómo será su conformación final. Desde un poco antes de ese mes, EE.UU. viene exigiendo que los países miembros firmen acuerdos bilaterales para garantizar la inmunidad de los soldados estadounidenses en caso de que sean acusados de los delitos que juzgará ese órgano internacional.
Esta es una síntesis de la charla del jurista Ambos con Clarín.
—¿Cómo recibe Europa el rechazo de EE.UU. al TPI?
—Antes de la fundación del Tribunal, EE.UU. quería tener una corte que para nosotros no merecía ese nombre. Lo que al fin logramos es un Tribunal con muchas limitaciones en su jurisdicción. Pero la situación empeoró con George Bush. De una posición distante con Bill Clinton se pasó a una actuación contra la Corte mediante una política agresiva. En el fondo, el TPI es una amenaza para EE.UU.
—¿Por qué lo creen?
—El argumento fundamental de ellos es que la Corte tiene defectos y puede llevar a abusos políticos contra sus ciudadanos. Esa idea se inscribe en un unilateralismo que abarca otros temas. Pero es un miedo extremo que se articula ahora con la política de firmar acuerdos bilaterales con cada país para evitar el Tribunal. Es muy cómico. Yo tengo copias de esos acuerdos y el texto es siempre el mismo y lo que cambia es el nombre del país involucrado.
—¿Para qué son esos acuerdos?
—Para que si un estadounidense comete un delito en ese país, en vez de enviarlo al Tribunal, lo entregue a EE.UU. y sea la justicia estadounidense la que se encargue de él. Lo que dicen los acuerdos es: no hay entrega de ciudadanos del Estado que adhiere a la Corte sin consentimiento de Washington. En el fondo, es en verdad un sistema de protección para EE.UU..
—¿Y qué puede hacer un país que firme ese acuerdo bilateral y sea parte a la vez del TPI?
—Hasta ahora lo firmaron Rumania e Israel (NdR: También Timor Oriental y Tajikistán). Pero un Estado parte no puede firmar ese acuerdo. Hacerlo es ilegal.
—Pero, ¿y si lo firma?
—Bueno, violaría el derecho internacional. Pero en Roma, EE.UU. logró imponer una norma —el artículo 98 del tratado que dio origen al TPI— que posibilita que pueda haber ciertos acuerdos. Ellos querían más.
—En el fondo, ¿EE.UU. rechaza el TPI porque teme que acusen a su gente?
—Es por eso, exactamente. Involucra a todos sus ciudadanos
—¿Eso sería el "abuso político"?
—Claro. Pero además hay que considerar que los principales miembros del TPI son todos aliados de EE.UU. Alemania dijo que un TPI nunca sería tan tonto, porque equivaldría a un suicidio, de hacer el primer caso contra un americano. Esa es la realidad. Washington no necesita acuerdos bilaterales y tampoco una garantía de inmunidad para sus misiones de paz.
—¿Y como puede entonces Europa oponerse al torpedeo de EE.UU.?
—El primer problema es que, a fin del día, Gran Bretaña sale y se alía con EE.UU. Eso es lo que vimos en Roma. Y cuando esa alianza se crea a nivel internacional, se derrumba todo. En la UE, el único país que realmente mostró fuerza es Francia porque Alemania tampoco tiene poder frente a EE.UU. Entonces, lastimosamente, en defensa y justicia, la UE no es una unión, no tiene una posición firme.
—¿Por qué no?
—No sé. Es una frustración para nosotros porque la UE es fuerte en la parte económica. Allí promueven sanciones contra EE.UU. Pero parece que en la parte política prevalece la idea de la alianza.
—Ustedes se quejan, pero dependen de soldados de EE.UU. para resolver sus problemas...
—Ya hay una convicción en Europa y es que debemos tener nuestra capacidad militar de actuar sin EE.UU. Si la tuviéramos, la dependencia sería menor.
—Entonces, ¿tiene sentido un TPI sin EE.UU.?
—Es difícil, pero hay que mirar el asunto de esta otra manera: es mejor tener algo, aún imperfecto, que no tener nada. Eso es lo que pensamos los europeos.
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