Indymedia Italia


L'articolo originale e' all'indirizzo http://italy.indymedia.org/news/2002/08/71684.php Stampa i commenti.

Non venite in Argentina parte 2a
by Alberdi José Luis Tuesday, Aug. 13, 2002 at 6:39 PM mail:

La polizia sempre piú coinvolta in tragici secuestri estorsivi:a rischio sopratutto turisti europei

Non venite in Argent...
joven_muerto_..jpg, image/jpeg, 468x376

El cadáver de Diego Peralta fue hallado ayer al mediodía en una tosquera de Ezpeleta. La causa de la muerte habría sido un corte en el cuello. A la noche un grupo de jóvenes apedreó y quemó la comisaría de El Jagüel, el barrio donde vivía el chico.Los 38 días de búsqueda del joven Diego Peralta tuvieron el peor de los finales: ayer fue encontrado su cadáver en una tosquera ubicada a unos 50 metros de una bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata, en Ezpeleta. Apenas pasadas las 17.30, el padre y un tío de Diego reconocieron el cuerpo en la morgue judicial de Quilmes.Anoche, los vecinos se juntaron frente a la casa de la familia Peralta en El Jagüel. Poco antes de las nueve, un grupo de unos cien jóvenes incendió la comisaría del barrio. "Justicia, justicia", gritaban. Según se supo luego, allí estaban detenidos unos 25 policías y miembros de otras fuerzas de seguridad. Los más enfurecidos dieron vuelta un auto justo frente a la sede policial y lo prendieron fuego. También sacaron una computadora y la destrozaron.Al principio los jóvenes actuaron sin oposición. Recién unos 20 minutos después desde alguna de las ventanas dispararon balas de goma al aire, como para dispersarlos.Cuando llegaron los bomberos, fueron recibidos a piedrazos y se generalizaron los enfrentamientos en la calle.Más tarde el comisario Claudio Smith dijo que él había dado la orden de no reprimir.Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense le confirmaron anoche a Clarín que el subcomisario Juan Carlos Intrieri,del destacamento de Ezpeleta,sufrió un paro cardíaco como resultado de la tensión.Esta madrugada se encontraba internado,pero ya fuera de peligro.Más tarde,un grupo apareció con un pasacalle con la leyenda: "Por Diego.Justicia no.Pena de muerte sí".También hubo un saqueo en un negocio de artículos deportivos frente a la estación.Cerca de la medianoche,el ministro de Seguridad bonaerense,Juan Pablo Cafiero,dijo no tener elementos para asociar la reacción de estos grupos con alguna interna policial.El hallazgo del cuerpo fue realizado al mediodía por vecinos del lugarlque avisaron a la Policía.Una dotación de bomberos rescató el cadáver,flotando, boca abajo.Tenía un pantalón gris,un buzo blanco con vivos azules—con la inscripción Egresados 2002—y medias blancas.Fuentes judiciales dijeron a Clarín que el cadáver presentaba un corte en el cuello."Los forenses creen que el cuerpo llevaba 6 días en la tosquera", estimó la fuente, que estuvo junto al padre de Diego en el momento en que reconoció el cadáver.Una vez que los bomberos llevaron el cuerpo a la morgue judicial,en el cementerio de Ezpeleta, un equipo de peritos forenses,por orden del fiscal Luis Armella,realizó la autopsia del cuerpo. Alrededor de las 17.30,el tío del chico oficializó el espanto:el cadáver era el de Diego. El padre del chico también lo identificó.De inmediato se escuchó en la morgue la versión de que el cadáver estaba "degollado,sin los dientes,con las huellas dactilares quemadas",todas maniobras macabras,dirigidas presumiblemente a despistar a los investigadores.Fuentes policiales calificaron la versión de"apresurada".De todos modos,fuentes allegadas al caso indicaron que el cadáver presentaba un"corte profundo en el cuello"y"la mandíbula fracturada".Por la tarde,las noticias convocaron a muchos vecinos frente a la casa de los Peralta.Algunos,furiosos,clamaban justicia.El llanto y el dolor impedían, en cambio,que otros rompieran su silencio.Afuera de la casa podía verse el santuario levantado días después de la desaparición de Diego.Atrás habían quedado las vanas plegarias hechas,rogando por otro final.El momento más duro se vivió cuando el padre de Diego Peralta llegó a su casa para confirmarle la noticia a su esposa.Diego,de 17 años,cursaba el tercer año del polimodal en la Escuela Privada El Jagüel.Casi todos los días iba al colegio en bicicleta. El viernes 5 de julio llovía.Se decidió entonces que fuera en remís al colegio.A las 7.30 salió de su casa.A unas pocas cuadras de allí,un Volkswagen Senda rojo se le cruzó al remís.Bajaron tres hombres vestidos de azul.Gritaron"alto, policía".El remisero fue golpeado en la cabeza y le preguntaron al chico si era Diego.Así fue como se lo llevaron.Esto les contó después el remisero a los Peralta.Inmediatamente se comunicaron con la Policía.Ese mismo día se produjo el primer llamado de los secuestradores: Emilse,la mamá de Diego,confirmó luego que les pidieron 200.000 dólares.La suma era un imposible para los Peralta,quienes viven de los ingresos de una pequeña distribuidora de gaseosas y cerveza y del salario del padre por su tarea en una planta procesadora de pollos.A ese llamado le siguieron otros,cada dos días,siempre de noche y sin dar ninguna señal de vida del chico.Tras varias conversaciones,su padre logró que los secuestradores aceptaran 9.000 pesos y 2.000 dólares reunidos entre familiares y amigos.El sábado 20 de julio se entregó el dinero.Los secuestradores pasearon al padre de Diego por una rotonda de Burzaco y el barrio Don Orione,en Claypole, hasta un sitio junto a las vías del ex Roca,para ordenarle que arrojara el dinero contra un paredón.Pero Diego no apareció.Durante más de un mes,la investigación del caso se desarrolló sin mayores novedades.La expectativa despertada por la desaparición de Diego hizo que el caso llegara hasta la Presidencia de la Nación y la Gobernación bonaerense, que ofreció $ 50.000 de recompensa para quien brindara información.Las pesquisas arrojaron sólo un detenido:José Pablo García,un joven vecino de los Peralta,fue acusado de haber realizado varias de las llamadas telefónicas pidiendo el dinero del rescate.
INSEGURIDAD: EL PEOR FINAL PARA UN SECUESTRO DE 39 DIAS
Queman una comisaría por el crimen de un chico secuestrado
El cadáver de Diego Peralta fue hallado ayer al mediodía en una tosquera de Ezpeleta. La causa de la muerte habría sido un corte en el cuello. A la noche un grupo de jóvenes apedreó y quemó la comisaría de El Jagüel, el barrio donde vivía el chico.Los 38 días de búsqueda del joven Diego Peralta tuvieron el peor de los finales: ayer fue encontrado su cadáver en una tosquera ubicada a unos 50 metros de una bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata, en Ezpeleta. Apenas pasadas las 17.30, el padre y un tío de Diego reconocieron el cuerpo en la morgue judicial de Quilmes.Anoche,los vecinos se juntaron frente a la casa de la familia Peralta en El Jagüel. Poco antes de las nueve, un grupo de unos cien jóvenes incendió la comisaría del barrio. "Justicia, justicia", gritaban. Según se supo luego, allí estaban detenidos unos 25 policías y miembros de otras fuerzas de seguridad. Los más enfurecidos dieron vuelta un auto justo frente a la sede policial y lo prendieron fuego.También sacaron una computadora y la destrozaron.Al principio los jóvenes actuaron sin oposición.Recién unos 20 minutos después desde alguna de las ventanas dispararon balas de goma al aire,como para dispersarlos.Cuando llegaron los bomberos,fueron recibidos a piedrazos y se generalizaron los enfrentamientos en la calle.Más tarde el comisario Claudio Smith dijo que él había dado la orden de no reprimir.Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense le confirmaron anoche a Clarín que el subcomisario Juan Carlos Intrieri,del destacamento de Ezpeleta,sufrió un paro cardíaco como resultado de la tensión.Esta madrugada se encontraba internado,pero ya fuera de peligro.Más tarde, un grupo apareció con un pasacalle con la leyenda: "Por Diego. Justicia no. Pena de muerte sí". También hubo un saqueo en un negocio de artículos deportivos frente a la estación.Cerca de la medianoche,el ministro de Seguridad bonaerense,Juan Pablo Cafiero,dijo no tener elementos para asociar la reacción de estos grupos con alguna interna policial.El hallazgo del cuerpo fue realizado al mediodía por vecinos del lugar, que avisaron a la Policía.Una dotación de bomberos rescató el cadáver,flotando,boca abajo. Tenía un pantalón gris,un buzo blanco con vivos azules —con la inscripción Egresados 2002— y medias blancas.Fuentes judiciales dijeron a Clarín que el cadáver presentaba un corte en el cuello."Los forenses creen que el cuerpo llevaba 6 días en la tosquera",estimó la fuente,que estuvo junto al padre de Diego en el momento en que reconoció el cadáver.Una vez que los bomberos llevaron el cuerpo a la morgue judicial, en el cementerio de Ezpeleta,un equipo de peritos forenses,por orden del fiscal Luis Armella,realizó la autopsia del cuerpo. Alrededor de las 17.30, el tío del chico oficializó el espanto:el cadáver era el de Diego.El padre del chico también lo identificó.De inmediato se escuchó en la morgue la versión de que el cadáver estaba "degollado,sin los dientes, con las huellas dactilares quemadas",todas maniobras macabras,dirigidas presumiblemente a despistar a los investigadores.Fuentes policiales calificaron la versión de "apresurada".De todos modos, fuentes allegadas al caso indicaron que el cadáver presentaba un "corte profundo en el cuello" y "la mandíbula fracturada".Por la tarde,las noticias convocaron a muchos vecinos frente a la casa de los Peralta.Algunos,furiosos,clamaban justicia.El llanto y el dolor impedían,en cambio,que otros rompieran su silencio.Afuera de la casa podía verse el santuario levantado días después de la desaparición de Diego.Atrás habían quedado las vanas plegarias hechas, rogando por otro final.El momento más duro se vivió cuando el padre de Diego Peralta llegó a su casa para confirmarle la noticia a su esposa.Diego, de 17 años, cursaba el tercer año del polimodal en la Escuela Privada El Jagüel. Casi todos los días iba al colegio en bicicleta. El viernes 5 de julio llovía. Se decidió entonces que fuera en remís al colegio. A las 7.30 salió de su casa. A unas pocas cuadras de allí, un Volkswagen Senda rojo se le cruzó al remís. Bajaron tres hombres vestidos de azul. Gritaron "alto, policía". El remisero fue golpeado en la cabeza y le preguntaron al chico si era Diego. Así fue como se lo llevaron.Esto les contó después el remisero a los Peralta. Inmediatamente se comunicaron con la Policía. Ese mismo día se produjo el primer llamado de los secuestradores: Emilse, la mamá de Diego,confirmó luego que les pidieron 200.000 dólares.La suma era un imposible para los Peralta, quienes viven de los ingresos de una pequeña distribuidora de gaseosas y cerveza y del salario del padre por su tarea en una planta procesadora de pollos.A ese llamado le siguieron otros, cada dos días,siempre de noche y sin dar ninguna señal de vida del chico.Tras varias conversaciones, su padre logró que los secuestradores aceptaran 9.000 pesos y 2.000 dólares reunidos entre familiares y amigos.El sábado 20 de julio se entregó el dinero.Los secuestradores pasearon al padre de Diego por una rotonda de Burzaco y el barrio Don Orione,en Claypole,hasta un sitio junto a las vías del ex Roca,para ordenarle que arrojara el dinero contra un paredón.Pero Diego no apareció.Durante más de un mes, la investigación del caso se desarrolló sin mayores novedades. La expectativa despertada por la desaparición de Diego hizo que el caso llegara hasta la Presidencia de la Nación y la Gobernación bonaerense, que ofreció $ 50.000 de recompensa para quien brindara información. Las pesquisas arrojaron sólo un detenido: José Pablo García, un joven vecino de los Peralta, fue acusado de haber realizado varias de las llamadas telefónicas pidiendo el dinero del rescate.
La pueblada del trágico final de Diego
POLICIA BAJO FUEGO.APARECIO MUERTO EL JOVEN SECUESTRADO. LA GENTE INCENDIO LA COMISARIA DE EL JAGÜEL.Al mediodía fue encontrado el cadáver de Diego Peralta, el chico raptado hace más de un mes. Al atardecer, vecinos y amigos, que responsabilizan por el hecho a miembros de la Bonaerense, marcharon con furia hacia el destacamento del barrio. Y lo quemaron, sin encontrar resistencia. Luego, la policía reprimió con gases y balas de goma. La jornada terminó con saqueos.Sobre fines de junio, totalmente convencidos, los vecinos de El Jagüel señalaron ante Página/12 a quien consideraban responsable del secuestro de Diego Peralta, de 17 años, vecino del barrio ubicado cerca de Ezeiza: “Detrás de esto está la policía”.Anoche,horas después de confirmarse que era de Diego el cuerpo aparecido al mediodía en una tosquera de Ezpeleta, cerca de Quilmes, con un corte en el cuello y signos de haber estado allí por lo menos cinco días, los vecinos salieron a hacer justicia por mano propia. Reeditando un episodio que no se daba –con semejante virulencia– desde la pueblada en Tres Arroyos por el asesinato de Nair Mostafá, el último día de 1989, los vecinos prendieron fuego el destacamento de El Jagüel, destrozaron ventanas y puertas, quemaron un auto y apedrearon a los agentes, cinco de los cuales fueron heridos mientras reprimían disparando balas de goma. Después, la represión se extendió a todo el barrio y los enfrentamientos continuaban al cierre de esta edición. En coincidencia con el presentimiento popular de julio, una fuente de la Federal (ver aparte) confió que ellos se harán cargo ahora del caso porque “hay sospechas” de que los autores del secuestro y asesinato fueron hombres de la Bonaerense.La aparición del cuerpo de Diego, por quien la familia había pagado 9 mil pesos y 2 mil dólares reunidos billete por billete, con la ayuda de los vecinos, fue el anunciado final de una historia trágica. “Lo único que pido es una última llamada para saber dónde me lo dejaron”, le había dicho a este diario Luis Peralta, el papá de Diego, durante una entrevista realizada el 29 de julio. El chico había sido secuestrado el 5 de ese mes, cuando iba camino a la escuela. El 19, después de una negociación que hasta ese momento parecía normal, se pagó el rescate en un puente de la localidad de Claypole, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de los secuestradores. Aunque la familia jamás lo dijo públicamente, todos ya pensaban lo peor y ayer se confirmó en forma dramática.Anoche, una conclusión preliminar de los peritos que realizaban la autopsia de Diego Peralta estimó que la muerte se produjo por la profunda herida que el joven tenía en la garganta. Se estima que la muerte data de 25 días o más. Esto coincidiría con la fecha en la que se pagó el rescate. Juan y Gastón, dos chicos que tienen casi la misma edad de Diego, fueron los que encontraron el cuerpo en una tosquera ubicada a la vera de la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de la calle Salta, en Ezpeleta, una localidad situada a medio camino entre Quilmes y Berazategui. Todavía impactados por la visión, recordaron que el cuerpo de Diego estaba boca abajo, con las manos atadas, sobre el agua, cerca de la orilla de un lago artificial que se fue abriendo desde fines de la década del setenta, cuando distintas empresas realizaron excavaciones en la zona. Juan y Gastón, dos desocupados, suelen ir a pescar y eso intentaban hacer ayer al mediodía, cuando un tercer joven –que huyó espantado– les dijo que había un cadáver sobre el agua. “Lo más impresionante fue cuando el bombero le tocó la zona de la garganta y la mano (enguantada) se hundió”, recordó Gastón. Fuentes cercanas a la investigación confirmaron que Diego tenía una herida profunda en esa zona. Todavía no se pudo confirmar si ésa fue la causa de la muerte, ya que el estado del cuerpo dificultó la inspección ocular del mismo.La víctima tenía puesta el pantalón gris y el buzo blanco, con rayas azules, que identifica a los alumnos del colegio privado de El Jagüel, el único que hay en la zona. Se alcanzaba a ver sobre la espalda los números “O2”, que identifican a los estudiantes que egresarán este año. Los pies sólo estaban cubiertos por las medias, de color blanco, ya que le faltaban los zapatos. La zona donde apareció el cuerpo es de muy difícil acceso, porque la única entrada es por callecitas de tierra que carecen de un vínculo directo con la autopista. Está cercado por un bosque de pinos, por montañas de tierra y pasto de más de un metro de altura. Muchos años atrás, allí había un conjunto de estancias y todavía, por la calle Salta,el paso de los vehículos es interrumpido por una tranquera. El lugar es conocido como barrio Atuel, pero no hay ninguna casa cercana.La aparición de cadáveres, en la tosquera, es algo común. “En verano, muchos chicos se van a bañar en el lago (dicen que en algunos lugares tiene casi diez metros de profundidad) y se ahogan, pero también han aparecido personas asesinadas”, aseguraron Juan y Gastón, con el impresionante fondo de la morgue del cementerio de Ezpeleta, donde ayer fue llevado para su identificación el cuerpo de Diego. Centenares de vecinos de Quilmes se reunieron sobre la calle La Guarda y allí se escucharon las primeras expresiones en contra de la policía.Por la noche, frente al domicilio de la familia Peralta,en Cabildo 317 de El Jagüel, los vecinos se reunieron para expresar su apoyo y pésame a los padres del chico asesinado, Luis Peralta y Emilse Silva. En un momento dado, desde el interior de la casa, una mujer gritó:“No queremos más policías corruptos”.De inmediato se armó un verdadero tumulto con un grupo de más de diez mujeres que repetían: “Que se vaya la policía, no queremos más corruptos”. En forma inmediata, como siguiendo un mandato interno, un grupo numeroso se dirigió hacia el destacamento policial, donde primero quemaron un Fiat Uno estacionado en la puerta, luego de darlo vuelta, y después le prendieron fuego a la comisaría, provocando la estampida de los policías. Una de las cosas que cayó bajo la furia de los vecinos fue el soporte de hierro con el nombre de la calle donde está la comisaría: como si se tratara de otra premonición, se llama doctor Rotta, como un homenaje al estado en el que quedó la seccional.“Hija de puta la policía” o “la concha de tu madre”, fueron las expresiones más frecuentes dirigidas a los uniformados por los espontáneos manifestantes. Sobre las paredes de la comisaría se podía ver todavía una reciente pintada de protesta: “Bogado asesino”. El destinatario es Jorge Bogado, un comerciante y puntero político del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, autor del homicidio de un piquetero, Javier Barrionuevo, durante un corte de ruta en la zona. Bogado le disparó a quemarropa. Varios minutos tardaron los policías en reaccionar frente al ataque de los vecinos que pedía “justicia por Diego”.Uno de los uniformados, visiblemente nervioso, comenzó a realizar disparos, utilizando un arma larga, mientras un pequeño grupo de policías se fue reuniendo a su alrededor. De tan nerviosos, algunos ni siquiera podían acertar a cargar sus armas y los cartuchos se le caían al suelo. Uno de los policías, fuera de sí, disparaba al bulto. La respuesta no se hizo esperar y él fue el primer herido. Una piedra casi le arranca un ojo. Cuando llegaron refuerzos la represión se fue generalizando y comenzaron los saqueos en algunos comercios de la zona (ver aparte). De este modo terminó una noche trágica para El Jagüel. “Ustedes se tienen que morir”, gritó una mujer mientras arrojaba piedras contra la seccional.Además de los cinco policías heridos,sufrió principio de asfixia uno de los presos que estaba en el destacamento,donde todos los detenidos son ex miembros de las fuerzas de seguridad.“El padre no quería decir nada porque tenía miedo, pero como a todos los comerciantes de la zona, los de la comisaría lo tenían cansado de mangazos. El hombre al final los sacó de raje y dicen que ellos después lo jodían al pibe (por Diego) cuando lo ayudaba a hacer el reparto”.Los vecinos recordaron que el chico ayudaba a su padre desde que tenía 7 años. Como era menor andaba sin registro y era blanco permanente de las coimas.
“Así empezó todo”, juraron los vecinos.


versione stampabile | invia ad un amico | aggiungi un commento | apri un dibattito sul forum

©opyright :: Independent Media Center .
Tutti i materiali presenti sul sito sono distribuiti sotto Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0.
All content is under Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 .
.: Disclaimer :.