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La historia verdadera sobre la incursión en las Escuelas Díaz
by by alessandro mantovani (trad. marais) Sunday, Jan. 12, 2003 at 4:00 AM mail:

Traducción del artículo de Il Manifiesto del día 7 de enero de 2002 sobre la investigación de responsabilidades por la incursión en las Escuelas Díaz de Génova en Julio de 2001

La historia verdadera sobre la incursión en las Escuelas Díaz

Las responsabilidades en la incursión, por parte de los mandos de la policía que la dirigieron emerge claramente de las últimas investigaciones y pesquisas llevadas a cabo por los fiscales de Génova. La unidad Antidisturbios de Roma es la responsable de haber herido a 61 personas y los mandos policiales son los responsables de haber aportado falsos testimonios y haber presenciado la colocación de los falsos cócteles Molotov encontrados en las Escuelas Díaz. Todos ellos corren el peligro de ser expulsados del cuerpo de policía. Dos "vicequestori" les han conducido hacia Caldarozzi and Luperi, suboficiales de la SCO y las divisiones antiterroristas. La Barbera y Murgolo estaban allí pero no se enteraron de nada. Y detrás de las escenas del "espía" y el "Judas" podemos ver la sombra de la verdadera cabeza de la policía antidisturbios, Valerio Dommini, la persona que organizó en primer lugar los cuerpos especiales antidisturbios.

Hirieron a 61 personas que estaban durmiendo rompiéndoles la cabeza y destrozándoles el cuerpo sin el menor cargo de conciencia. Colocaron pruebas falsas como los famosos cócteles Molotov falsos para poder arrestar a 93 personas. Y ahora la investigación sobre la incursión en las Escuelas Díaz, que ha llevado a los fiscales a interrogar incluso a Gianni De Gennaro (Jefe de la Policía Italiana), nos lleva a estos superpolicías que niegan toda evidencia, cambian las versiones de los hechos cada segundo atropellando las leyes de procedimiento penal y pasan las responsabilidades de los mismos a la Unidad de Policía Antidisturbios dirigida por Vicenzo Canterini en la medida que pueden hacerlo. Ninguno de ellos ha visto que se utilizaran porras.

Desde Canterini al Prefecto La Barbera, todos dicen haber entrado en la Escuela "después", en "una posición de retirada", "entre los últimos", "cuando la situación ya era estable". Y es increíble el comportamiento de algunos grandes nombres como Gianni Luperi, número dos de la Brigada Antiterrorista (la antigua UCIGOS) y responsable durante el G8 de la coordinación internacional policial: en el mes de Julio Luperi se negó a contestar a los fiscales, un derecho que los ciudadanos privados tienen pero que es un comportamiento difícilmente aceptable para un oficial de policía al que los jueces van a mostrar un vídeo donde se le puede ver transportando una bolsa de plástico con dos cócteles Molotov falsos en el patio de las Escuelas Díaz. El "vicequestore" que llevó dicha bolsa a la Escuela, Pietro Troiani (37 años), lo admitió después del testimonio de otro policía que es en estos momentos un testigo clave: Michele Burgio (34 años) que le cargó con la responsabilidad y se niega a encontrarse cara a cara con la persona a la que él ha acusado de recoger los dos cócteles que el le entregó: Massimiliano de Bernardini. Este último, de 36 años, es la misma persona que tuvo que admitir que nunca ocurrió el famoso lanzamiento de piedras que en teoría y oficialmente fue la causa de la incursión el 21 de julio de 2001.Y todavía hay más: el Oficial Jefe del Servicio Central de Operaciones (Sco), Franco Gratteri, uno de los policías más famosos en la lucha contra la Mafia y "alumno" de De Gennaro, emerge como una persona que estaba allí pero en una especie de sueño, totalmente inconsciente de lo que estaba sucediendo: todo es culpa de la policía antidisturbios, dijo Gratteri, que empleó un largo tiempo en explicar "el error" que cometió enviando a la pequeña brigada al Centro de Medios que estaba instalado en la escuela frente a las Díaz (destruyendo computadoras, robando discos duros..) e intentando inventarse una historia creíble cuando se le mostró un video en el que aparece hablando con Luperi con la bolsa de plástico en las manos alejado algunos metros de su subordinado, Gilberto Caldarozzi.

Es mejor saber exactamente lo que dijeron porque nadie puede, de momento, saber donde va a llegar la investigación principal sobre los acontecimientos del G8. En Génova está empezándose a dar el primer paso de las investigaciones y toda la información de momento está reservada para el tribunal. Los fiscales Francesco Albini Cardona, Monica Parentini, Vittorio Ranieri Miniati, Francesco Pinto y Enrico Zucca tienen que proteger su investigación del fiscal prinicpal Francesco Lalla, desde el principio el más "comprensivo" hacia las acciones policiales. Ya que no es posible determinar responsabilidades individuales en los abusos pues todos ellos actuaron con las caras cubiertas y ocultas, la investigación por daños y abusos se va a pasar al artículo 40 del Código de Procedimiento penal que se puede utilizar para castigar a los policías que no actúan para prevenir abusos. Esta posibilidad tiene precedentes en algunos casos de la Ley Italiana, pero Lalla podría tratar de destrozar la investigación utilizando interpretaciones diferentes. Después de todo, las 100 personas, aproximadamente, que están siendo investigadas por la incursión de las Díaz estarían ya libres de cargos si los falsos cócteles Molotov no hubieran sido descubiertos y utilizados para extender los cargos a las 13 personas que archivaron el informe sobre los arrestos y las otras presentes durante la operación (19 en total).

Donnini, el "General" fantasma

También tenemos que empezar en este caso por los dos cócteles Molotov encontrados por la tarde durante los disturbios en Corso Italia por el "Vicequestore" Pasquale Guaglione, que depués declaró a los fiscales que los reconocía como los mismos que se encontraron en la Escuela Díaz. Del informe de la investigación sabemos que Guaglione le dió las botellas a Valerio Donnini, el Oficial Jefe del Ministerio del Interior, antiguo Jefe de la Policía Antidisturbios de Roma anterior a la época de Canterini, verdadero padre de las Unidades de Antidisturbios. Como una especie de homenaje a la memoria de la vieja escuela militar algunos policías le llaman todavía "General". Durante el G8, el General Donnini tuvo el papel de "coordinar la Unidad Móvil de Operaciones y Logística" así como las escuadras marítimas y aéreas las fuerzas especiales" (cumpliendo órdenes del Ministerio del Interior sobre la seguridad durante el G8). Era una especie de "cabeza de las cabezas", una especie de "comandante fantasma" como Il Manifiesto le llamó el 12 de Agosto de 2001, cuando por primera vez su nombre salió a la luz.

Guaglione declaró que Donnini dijo: "Yo me ocuparé de éstos, no son importantes". El "General" niega esto pero admite haber colocado las botellas en la parte trasera del jeep en el que circulaba con su conductor, Brugio. Este chico ha dado cuenta de una brusca contestación que recibió: "cuando el Sr. Donnini llegó yo le comenté que teníamos todavía las botellas en la parte de atrás del coche y me contestó muy enfadado y de una forma muy brusca como si le hubiera hecho una pregunta estúpida o hubiera dicho algo que no debía", dijo Bruno en su testimonio del 4 de Julio de 2002. Donnini, el mismo día, lo negó todo: "Puedo decir que nunca efectué una observación tan ambigua, y una observación surgida de un prejuicio malicioso. Yo nunca tuve la intención de llevar las botellas a la Comisaría de Policía. Era la obligación de Burgio"
Burgio era un chófer de la infraestructura de logística. El fue el chófer de Donnini en primer lugar y luego de Troiani después de los sucesos de la Escuela Díaz. El 10 de julio confirmó lo siguiente: "Recuerdo haber hablado de las botellas con el Sr. Donnini y el me contestó de una forma muy maleducada y furiosa". Prosiguió: "Estaba preocupado por las botellas. Podía haberlas llevado a la comisaría yo mismo pero me han entrenado para obedecer las órdenes del oficial de mayor rango en el coche donde trabaje dentro de la Unidad Móvil. Y cuando pedí órdenes primero al Sr. Donnini y luego al Sr. Troiani y no recibí ninguna respuesta decidí no tomar ninguna iniciativa a título personal". ¿Una iniciativa a título personal que hubiera sido solamente tomada por Troiani?

Burgio "el testigo", Triani "el traidor"

Aquella noche fue Donnini en persona quien movilizó la Unidad de Antidisturbios para la "búsqueda" aunque fuera compartiendo con otros la responsabilidad por la inexplicada utilización de la unidad antidisturbios. Los cócteles Molotov todavía están el el jeep; Brugio solo los sacó de la parte trasera. Es en este punto cuando Troiani entra en escena, utilizando el mismo conductor porque es parte de la misma estructura que Donnini (del cual es, por cierto, un "pupilo" agradecido). Troiani ni siquiera debería haber estado en las Escuelas Díaz. En los primeros documentos su nombre no se menciona: Burgio es la primera persona que lo nombra. Cuando es interrogado como testigo el 1 de Julio de 2002, Troiani niega al principio todo diciendo que las botellas se encontraron en el exterior de las Escuelas: "Mi chófer Burgio vino y me dijo que en coche o cerca del coche habían sido encontrados por él o por otra persona dos cócteles Molotov. (...) Los llevé directamente a De Bernardini y me marché". pero cuando el Fiscal hace la observación de que "difiere de la declaración de De Bernini", Troiani añade: "Ya lo ´se. Le dije a De Bernardini que mis hombres habían encontrado esas botellas en el patio de la Escuela o en la escalera de entrada". El juez, entonces, observó que "en el informe encontramos otra versión del hallazgo de las botellas", (el informe menciona que estaban en las Escuelas, no fuera de ellas). Llegado este punto Troiani dice: "Entiendo que estoy siendo impreciso; mi problema era deshacerme de aquellas botellas", admitiendo de forma candorosa que la propia Unidad Antidisturbios de Roma donde De Bernardini trabaja, cuando le entregó la citación como testigo, le puso en contacto con el colega: "La Sra. Mati me dió el número de teléfono de mi colega; ella me marcó el número. Y también hablé con Burgio". En este momento Troiani empezó a ser investigado y se convirtió en "el traidor" para la Policía: parece que el informe publicado en septiembre de 2002 de la Unidad de la Policía Secreta (DIGOS) de Génova fuera dedicado a él con una foto del Judas del G8 en la portada. Di Bernardini dice que el envió directamente a Troiani a Caldarozzi sin indagar acerca de los orígenes de los cócteles Molotov. Los dos fueron alumnos del mismo curso de policía y parece que intentaron ponerse de acuerdo para dar la misma versión de los hechos coordinándose mediante numerosas llamadas telefónicas y mensajes telefónicos de texto. Cuando Di Bernardini solicitó ver a Troiani éste último se negó a ello. Y, en cualquier caso, los cócteles Moltov terminaron en manos de Caldarozzi al final, otro gran nombre que negó cualquier responsabilidad y que después de haber visto el vídeo dijo: "Reconozco que las declaraciones de Troiani y Di Bernardini están apoyadas por la evidencia del vídeo. Confirmo que no me acuerdo de haber manejado aquella bolsa de plástico".

El vídeo incrimina al número 2.

Son las doce y media de la noche. La carnicería ya ha sido llevada a cabo. Es el momento que Primocanale filmó (en los papeles del juez figura como Blue sky 1 y 2) y fue mostrado a la gente que estaba siendo investigada el 30 de julio de 2002. A la entrada de las Escuelas podemos ver a Luperi y Caldarozzi con una bolsa; unos cuantos metros mas adelante está el Jefe de la Unidad de la DIGOS (policía secreta) de Génova, Spartaco Mortola, así como Canterini, Gratteri y Giovanni Murgolo, que estaba allí en representación del Prefecto Ansoino Andreassi, que permaneció en la Comisaría debido a sus "dudas" sobre la operación. Murgolo habló con él por teléfono desde el patio de la Escuela. Ambos, Andreassi, el actual nº 2 de la SISDE (Servicio Secreto Político)y el Vice de Bologna Murgolo, estuvieron en la misma escuela, la Unidad Antiterrorista especial para el entorno de izquierdas de los años 70-80 mientras que todo el resto de la gente implicada vienen de la parte de la Unidad de la Policía Antidisturbios (y De Gennaro). Pero entre todas estas "maravillosas cabezas" y los investigadores expertos nadie se preocupa por el origen de los cócteles Molotov, que si no se puede inculpar a nadie por ellos son solo propaganda.

Murgolo intenta de todas formas salirse del tema de la manera más limpia posible, así como Gratteri y el Prefecto Arnaldo La Barbera,el antiguo jefe de UCIGOS, que murió hace unos meses. Ellos se las arreglaron, sin embargo, para montar un feo espectáculo. Gratteri tuvo que decir débilmente: "No cometería este error otra vez; no entraría otra vez en las Escuelas Díaz". En mucha peor posición están Calderozzi, Luperi y Mortola: este último es el que dirije y comienza la operación diciendo que el GSF le había dicho que no sabía ya quien estaba en la Escuela. También son graves las acusaciones contra Filippo Ferri y Fabio Ciccimarra, el joven "vicequestore" señalado por Di Bernardini y Mortola como la persona que escribió el informe oficial donde se señalaba a 13 personas. Ferri (nacido en año 68) es el jefe de la Unidad Móvil La Spezia; Ciccimarra estaba dirigiendo la brigada anti-robos en Nápoles y era el Jefe de la Unidad de Policía acusada por los abusos llevados a cabo en los barracones de Rainiero durante el Forum Global el 14 de marzo de 2001. Ambos dicen que los cargos de asociación de delincuentes los decidieron ellos después del asalto en la Comisaría de Policía, con otros mandos policiales, cargando la responsabilidad de los cócteles Molotov sobre 93 personas. El juez y el tribunal van a rechazar su informe: los arrestos no serán validados y la investigación va a partir de ese punto.

La acusación de Franco Gratteri

Donnini no estuvo en las Escuelas Díaz. El "General" es un testigo, no una de las personas investigadas. Sin embargo, es bastante atemorizante la sombra que proyecta en toda la operación e incluso Gratteri parece apuntar sus insinuaciones en su dirección. El 3 de julio de 2002 dijo a los jueces: "Para determinar el caos en la Escuela podría haber acudido alguien de la Unidad Móvil o de otras unidades ya que el episodio simulado del acuchillamiento se podría haber utilizado para justificar los abusos cometidos contra alguna de la gente que se estaba alojando en el sitio. pienso que es importante el determinar quien ordenó a Troiani acudir a las Escuelas, insistió Gratteri, ya que es posible que el se viera implicado en la operación con todos los otros e intentara después ocultar los hechos. Muchas cosas hubiera podido hacer una facción de la policía que no se puede considerar como representativa de todos los cuerpos de policía". Esta es la linea que siguen todos los mandos de la policía: todo es culpa de la Unidad de Canterini, la carnicería, la simulación del apuñalamiento, el Molotov. Y si Troiani, incluso no formando parte de la misma unidad, todavía se define como uno de la Unidad ("nosotros los de la Unidad", dice en una declaración), su jefe Donnini es el alma, la memoria y el actual nº1 de la Policía Antidisturbios.

¿Una reacción ante el "lanzamiento de piedras"?

Aparte del apuñalamiento del policía Massimo Nucera, que todavía tiene que ser investigado a partir del 18 de Febrero, el fiscal está evaluando la posición de los diferentes mandos policiales. Considerando el episodio del cóctel Molotov, tienen que probar que era una acción planificada, y esto es muy difícil de probar. También debido a que la falsificación de esta prueba parece haber sido planificada solo después de la operación para cubrir el baño de sangre.

Al contrario, la búsqueda ha sido una operación planificada desde el principio, basándose en un supuesto "lanzamiento de piedras" contra una de las brigadas mixtas organizadas durante la noche del día 21 por Caldarozzi quien estaba obedeciendo órdenes de Andreassi y Gratteri y en colaboración con Donnini. Nadie ha pronunciado el nombre de ninguna persona que fuera víctima de este lanzamiento de piedras. Ni siquiera de Bernardini, que escribió un primer informe como si hubiera presenciado el incidente y que posteriormente cambió la versión: "No sé qué decir; yo informé lo que me habían dicho que dijera"; nadie sabe quien se lo dijo. Como si fuera algo sin importancia, todo el mundo habla del registro como una "reacción" al "lanzamiento de piedras". Incluso Gratteri comenta algo acerca de responder a la "agresión" y de ahí a la "represalia" hay un paso muy corto, especialmente para una "parte" de los mandos de la Policía a la que los jefes de la SCO no "aman".

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